viernes, 25 de noviembre de 2016

El mejor vino no es el más caro, sino el que se comparte.


¡Cuántas historias se tejerán en nuestras mesas! Testigos mudos de amigos contándose penas y alegrías, parejas haciéndose arrumacos o compartiendo silencio, porque a veces "las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma" decía Cortázar. Y definitivamente, el vino acompaña esas charlas o esas no-charlas.



En nuestro establecimiento podréis encontrar una variada carta de Riojas y Riberas. Hoy queremos centrarnos en otro producto que nos da la tierra: el vino de la denominación de origen Ribera del Duero, a la cual pertenecen los viñedos de Castilla y León dentro de la cuenca del Duero, río que como sabréis, nace en nuestra provincia. 18 localidades sorianas producen sus caldos de los siguientes tipos: Rosado, Tinto Joven o Roble, Tinto Crianza, Tinto Reserva y Tinto Gran Reserva.

Para que un vino se pueda acoger a esta denominación de origen, debe tener un 75 % de Tempranillo  (también llamado Tinta del País o Tinto Fino) como mínimo en su elaboración. En total, no menos del 95% de la uva debe ser Tempranillo, Cabernet-Sauvignon, Merlot y Malbec. Las uvas Garnacha y Albillo solo se permiten en pequeñas cantidades.

Cada cliente sabe lo que le pide el paladar, pero también el bolsillo, por lo que disponemos de todas las variedades, desde nuestro vino de la casa, un Ribera de "la muy noble y muy leal villa " de San Esteban Gormaz, hasta el mejor Reserva. Nuestro vino de la casa, es un tinto joven, que como muy bien explica la página oficial, es "un vino sin permanencia en madera, o con un paso por barrica inferior a 12 meses que llega al mercado pocos meses después de la vendimia. En nariz presenta aromas primarios acentuados y densos, en la gama  de la fruta madura y bayas silvestres (mora, zarzamora, frambuesa, ...) que es amplio en boca y pleno de sabores, ofreciendo un importante aporte tánico, complementado con una equilibrada acidez que le confiere viveza.Luego también disponemos de buenos crianzas (mínimo 12 meses en barrica de roble) y estupendos reservas (36 meses de envejecimiento entre barrica y botella)

Pero al fin y al cabo lo importante es el motivo de reunión, una mesa puesta como Dios manda, los afectos y el buen yantar. Todo regado por estos benditos dones de Baco que tan bien maridan con nuestras sabrosas carnes castellanas. Para seguir tejiendo, hilando historias tal vez como la tuya.







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