viernes, 17 de febrero de 2017

Las "burbujas" de un flan casero




Seguramente habrá infinitas posibilidades al momento de elaborar un flan. Sabemos, por ejemplo, que en Argentina y Uruguay lo rebañan con dulce de leche, que por otros lares le agregan vainilla o canela. Los hay de chocolate, de café, con leche condensada. Lo dicho, en cada casa una receta, sin duda.

La nuestra, apelando a la sencillez de la comida castellana, lleva los ingredientes típicos: huevos ecológicos, leche y azúcar. Bien mezclados, se vierten en un molde previamente recubierto de azúcar caramelizado; casero, nada de botes que no sabe igual. Y al horno a Baño María lentamente hasta lograr que la parte superior llegue a dorarse.

El resultado es un flan fresco, lleno de burbujillas, que es lo que delata que el flan es casero. Luego al servirlo, despacio, con una espátula se marca el borde y se desmolda al plato al momento. Con o sin una borla de nata, como siempre, a gusto del comensal.


La lealtad es una de las cualidades humanas más nobles, y aquí en Ainoa, somos leales a la tradición que es lo que viene haciendo falta. Ese es el motivo por el que nuestros clientes pueden saborear a diario un auténtico flan casero y fresco. Una vez más, sin conservantes ni colorantes. Puro sabor.

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