Es diciembre y es menester por estos lares estar preparados
para la celebración de la matanza del cerdo. Una tradición centenaria que
otrora se celebraba en cada casa de la provincia. Se reunía la familia a pleno
y entre berridos del cochino se pasaba a la acción. Calderos con agua hirviendo,
tripas listas para embutir el picadillo para los chorizos, o la masa para las morcillas
con arroz - si es que había- haciéndole la reverencia a Burgos. Estas matanzas alimentarían
todo el año: contundentes, con sabor. Y con la sangre del gorrino patatas con
sangre si era preciso.
Desde Ainoa y siguiendo en la línea de elaborar productos
100 % caseros y con un toque a esta tradición, no podemos dejar de lado los
productos de matanza. Uno de nuestros platos típicos son las manitas de cerdo
rellenas de boletus y trufa sorianos.
Primero se cuecen las manitas a fuego lento, que es como mejor
se obtienen los sabores. Una vez frías, se les rellena de boletus previamente
salteados y se introducen las chispas de trufa negra de los ricos montes de
encina sorianos. Se enharinan y rebañan en huevo y pan rallado y por último se fríen, esta vez a
fuego vivo.
Las presentamos tanto en nuestra carta como plato
recomendado así como en nuestra tapa micológica, acompañada de las
tradicionales migas del pastor. Tradición, sabor y modernidad unidos en un
plato digno de los mejores paladares.
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