Es verdad, no llueve. Los recolectores de setas están desencantados. Pero la oferta natural de esta provincia es inagotable. Paisajes de ensueño, un medioambiente sostenible, aire. Si, parece extraño decirlo, pero en Soria lo que mejor se puede ofrecer es aire. Aire y silencio, ausencia de prisas. Aquí se detiene el tiempo.
En épocas como esta, cuando está tan de moda practicar “mindfulness”, o lo que es lo mismo, vivir el presente, algo que el soriano de campo sabe tan bien sin necesidad de ningún libro de autoayuda, Soria abre todo un abanico de posibilidades. Aquí te encuentras, sin dudas, contigo mismo, con tu esencia. Y entiendes por qué decimos “Soria: ni te la imaginas”, porque Soria es más que mágica, Soria es magia.
Nada más despuntar el alba, el silencio y la humedad de los
caminos despiertan a una explosión de colores y de olores únicos. En otoño, los
ocres, los marrones, amarillos y castaños, los tonos cobrizos de los árboles se
reflejan jactanciosos en las límpidas aguas del Duero, de la Laguna Negra o de
cualquier arrebato de agua cristalina. Ahí sientes el famoso slogan “Castilla y León es vida”
Pero la campiña soriana no es solo setas: es una revuelta de
colores, de olores y de sabores. Es ahí donde, adueñándonos del fruto de esta
tierra maravillosa, entramos en juego nosotros. Es imperativo para Ainoa
incluir en nuestra gastronomía el producto de la zona donde estamos afincados y
nunca va a faltar un plato trufado, nuestros famosos boletus y por supuesto el
cordero lechal que tanto nos caracteriza en nuestra carta o nuestros menús.
Déjate tentar, pues, este puente por el impresionante
espectáculo visual de Soria y también por nuestra gastronomía natural,
sencilla, pero muy honesta y respetuosa con nuestras raíces.
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